Es raro poder comenzar un panorama de la actualidad de nuestro país con buenas noticias. Vivimos desde hace más de tres años bajo el impacto de las revelaciones del caso Lava Jato. Y ya hemos visto que la empresa corrupta Odebrecht, superando sus propios estándares de cinismo, ha sido capaz de presentar una multimillonaria demanda ante la CIADI, poniendo en evidencia las graves deficiencias de la reacción del Estado. El caso Lava Jato nos ha revelado con la mayor contundencia que empresarios, jueces y dirigentes políticos del más alto nivel han cedido ante la tentación del dinero, renegando sus más elementales compromisos éticos. También la tragedia de Villa El Salvador nos recuerda que la confluencia de funcionarios negligentes y empresarios codiciosos termina por cobrarse vidas inocentes, 25 hasta el momento, víctimas de la fuga de gas de un camión cisterna que ninguna institución se tomó la molestia de supervisar. El panorama se ve afectado también por la difusión de un virus con mutaciones genéticas, la variante china del coronavirus, que ha motivado una alerta internacional decidida por la Organización mundial de la salud. Cruel detalle de un fenómeno global, el primer médico que usó las redes sociales para dar la alerta falleció ayer en la ciudad china de Wuhan.En estas circunstancias, nos llega la noticia de una cierta mejoría en la lucha contra la anemia, que como sabemos en algunas regiones de nuestro país afectaba a más del setenta por ciento de los niños. A partir de cierto nivel, la anemia impide el normal desarrollo del sistema cerebral, lo que quiere decir que los problemas que no resolvamos hoy serán causas de malestar irreparable en amplios sectores de nuestra población. El ministerio de Salud ha presentado cifras de reducciones que oscilan entre 4 y 8% en las principales ciudades, incluida Lima. Desdichadamente, el progreso es mucho más lento en medios rurales, puesto que la reducción en ellos se limita a un magro 1%. La razón del relativo éxito en detener el alza de la anemia y reducirla tiene que ver con una metodología simple de decir y compleja de ejecutar: asegurar la presencia del Estado en las familias con carencias alimentarias. Estado quiere decir el conjunto de instituciones, comenzando por los ministerios: Salud, Midis, Educación, Agricultura, Producción, Saneamiento, Defensa.
En el plano político también es una buena noticia que la mayoría de los partidos haya mantenido fructuosas reuniones con el Ejecutivo, aún antes dela proclamación de los congresistas elegidos. Al parecer, los cuatro partidos centristas estarían a punto de forjar un consenso para que el congresista belaundista por Tumbes, Manuel Merino, presida la Junta Directiva del congreso, integrada también por APP, Somos Perú y el Partido Morado. Si así fuera, podríamos contar desde marzo con un Congreso capaz de concretar reformas, revisar los Decretos de Urgencia, nombrar jueces constitucionales y aprobar leyes que contribuyan a mejorar la seguridad ciudadana y activen nuestra economía.
A propósito de Economía, el exministro Alonso Segura, de Hacer Perú, publica un artículo en el diario Gestión bajo el título de Miremos más allá. Segura intenta explicar porqué el año 2019 registra la más baja tasa de crecimiento de los últimos diez años, con cerca de 2%. Según el economista hay principios básicos como la solidez macro-fiscal, la apertura comercial y el respeto a la inversión, pero no bastan. Segura destaca sobre todo la necesidad de continuidad de políticas públicas enfocadas a solucionar los problemas estructurales en “un país en que no se suele diseñar estas políticas y cuando se diseñan o se falla en la implementación o el siguiente gobierno las revierte”, como sería el caso de la reforma educativa y el de la diversificación productiva. Por eso Segura concluye que nos hace falta “sacar la cabeza de la tierra y pensar y actuar en mejorar nuestras condiciones de desarrollo futuro”.
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