El presidente de la República ha tomado tres días antes de pronunciarse sobre una información periodística que cuestionaba la rectitud del procedimiento para obtener su titulo universitario de Magister en Educación. La tesis fue sostenida por el presidente y su esposa en la Universidad César Vallejo, bajo el título de “La equidad de género y los aprendizajes significativos del área del personal social en los estudiantes de la institución educativa de Puña-Tacabamba-Chota”.
El programa dominical Panorama ha afirmado que 54% de las 121 páginas han sido tomadas de otros documentos. Ese tipo de estadística se establece en base a un programa digital llamado Turnitin, que es usado en las universidades rigurosas, precisamente, para evitar que las tesis resulten copia y no el fruto de una investigación propia. La víspera del comunicado de la presidencia, la Universidad César Vallejo anunció la creación de una comisión que establecerá la manera como se aprobó la tesis. La investigación periodística concluyó también que la identidad de los profesores firmantes no corresponde a personas que figuren en los registros de RENIEC.
Pero la presidencia desestima los cuestionamientos limitándose a afirmar que se trata de “imputaciones malintencionadas” y de denuncias con “tinte político” que formarían parte de “un plan desestabilizador”. De los ocho acápites que contiene el comunicado, cuatro están destinados a denigrar al periodismo independiente. Afirma con ligereza que quienes lo cuestionan “se prestan a intereses particulares y antidemocráticos” y concluye que existe un “contubernio entre ciertos grupos de poder y sectores golpistas”.
Si está tan seguro de su verdad, hubiera sido mejor que el presidente se abstenga de acusaciones temerarias y ofrezca su colaboración a la Fiscalía, que ya asumió la investigación de un caso de fraude académico que remonta a un tiempo en que Castillo no tenía poder político.
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