Mientras el presidente electo se toma su tiempo para formar el gabinete ministerial, Vladimir Cerrón no pierde ocasión para tratar de afirmar su poder personal en el partido 

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Mientras el presidente electo se toma su tiempo para formar el gabinete ministerial y definir sus relaciones con el nuevo Congreso, Vladimir Cerrón no pierde ocasión para tratar de afirmar su poder personal en el partido que ofreció la candidatura presidencial a Pedro Castillo. Es difícil imaginar una frase más amenazante que la pronunciada por el exgobernador de Junín, condenado por corrupción: “Si el gobierno se desvía es el partido el que tiene que rectificar”.

En buena cuenta, Cerrón intenta que Castillo firme su propia “Acta de Sujeción”. Decir, como dijo Cerrón, que Perú Libre “no ha conquistado todavía nada”, es despreciar la decisión de los electores y las instituciones de la República. Su estrategia está orientada por una visión “mitológica” de la revolución, cuyo instrumento es la convocatoria a una Asamblea Constituyente. De la resistencia que ofrezca Castillo y de su capacidad de contar con aliados, dependerá el futuro de su gestión. Por ahora, lo que se constata es cierto desorden y demasiadas personas en busca de alcanzar una parcela de poder. Hoy sabremos cómo se recompone la relación entre los partidos en el Congreso. Sabremos también cómo reacciona el presidente Francisco Sagasti ante la renuncia del Jefe del Comando Conjunto. De Astudillo recordaremos sus servicios como soldado y sus recientes dificultades judiciales. Pero sobre todo su reafirmación ante presiones golpistas: la Fuerza Armada, dijo, actúa en el marco de constitución.

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